Viridiana Anaíd Morales Rodríguez tenía 21 años al momento de su desaparición, estudiaba la carrera de psicología en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y anhelaba con algún día poder trabajar con niños y aplicar nuevas técnicas pedagógicas.
El 12 de agosto de 2012 Viridiana y su esposo, Roberto Altamirano López, con motivo de su primer aniversario de matrimonio viajaron a San Pedro Tlanixco, en el municipio de Tenango del Valle, Estado de México, en donde pretendían acampar unos días en el bosque para luego regresar a Morelos, estado en el que residían. Los pobladores del municipio afirmaron haberlos visto desplegar su campamento a un costado del río, siendo esta la última ocasión en que se les vio.
De acuerdo con información meteorológica, el día 13 de agosto de 2012 en San Pedro Tlanixco se presentaron fuertes lluvias, lo cual provocó grandes deslaves de tierra y un crecimiento en el cauce del río que estaba cercano a la zona del campamento Viridiana y Roberto. Según los testimonios de los habitantes del municipio, mencionan que en el sitio en donde se encontraba el campamento únicamente se lograron hallar trozos de tela pertenecientes a la casa de campaña de Viridiana y Roberto, sin embargo, de ellos no se encontró ningún rastro.
El cuerpo de Roberto fue encontrado al día siguiente en el municipio de Villa Guerrero, a seis kilómetros del sitio en donde habían acampado. Su cuerpo fue trasladado a los servicios forenses en calidad de desconocido y fue identificado un mes después por sus familiares. Sin embargo, se continuaba sin conocer el paradero de Viridiana.

Ante el transcurso de los días sin que Viridiana regresara de su viaje, su madre acudió a denunciar su desaparición ante la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado de México el 15 de agosto de 2012.
En el mes de septiembre de 2012 la familia de Viridiana recibió información a través de diversas llamadas anónimas y testimonios recabados entre los habitantes de la comunidad de Tlanixco, en la que aseguraban haber visto a Viridiana en compañía de un hombre. En el 2014 la madre de Viridiana recibió una llamada anónima respecto a las posibles personas que podrían tener retenida a su hija, que de acuerdo con esta información, se encontraban en el municipio de Ixtapan de la Sal, Estado de México y estaban relacionadas con la delincuencia organizada.
Cuando la policía acudió a inspeccionar el lugar en donde presuntamente se encontraba Viridiana se percataron de la presencia de una mujer cuyos rasgos físicos coincidían con los de ella, sin embargo, no la pudieron entrevistar por una fuerte presencia de presuntos ¨halcones¨, los cuales comenzaron a silbar al notar la presencia de la policía. En marzo de 2015 una llamada anónima le informó la familia de Viridiana que la habían visto trabajando en un bar en las afueras del municipio de Tonatico.
En los últimos años diversas aportaciones anónimas respecto al posible paradero de Viridiana han apuntado que podría estar en el estado de Jalisco, en una situación de explotación sexual en diversos bares operados por grupos de la delincuencia organizada.
A comienzos de 2020 al realizar búsquedas al interior del reclusorio femenil de Puente Grande, en Jalisco, diversas internas afirmaron haber visto a Viridiana, de las cuales una señaló haberla reconocido porque había tenido una relación sentimental con uno de sus hermanos y que en la última ocasión en que la vio ella estaba embarazada.
Las acciones de búsqueda por parte de la Fiscalía del Estado de México se han visto paralizadas desde el 2020 a causa de la pandemia, sin embargo, pese a las solicitudes por reanudar las investigaciones la fiscalía ha sido omisa.
Es importante señalar que la desaparición de Viridiana se da en medio de un contexto nacional marcado por una política de combate frontal contra el narcotráfico, el cual se caracterizó por una radicalización en la violencia empleada por los grupos criminales, incrementando gravemente el número de personas desaparecidas.